No es extraño ver la diferencia de lo que es una asociación de corte político con las que no. Tampoco es igual la gente que lidera unas y otras, pues mientras unas tienen como fin el dominio de un sector, las otras realizan acciones sin pensar si les beneficiará como fundamentos para la permanencia de un predominio. Son muy diferentes. Pero este tema no es la intención de este escrito.
En el taxi barcelonés se disfruta de una representación dentro de una Taula Tècnica, que es el máximo órgano de representación del sector en el ente regulador del servicio de taxi. La Taula está formada por asociaciones que, actualmente, dos de ellas representan al autónomo, mientras otras dos representan al taxi de forma empresarial. Es difícil entender que haya un 90% de autónomos y la representación sea del 50%. Tampoco es este el tema que quiero tratar.
Las dos asociaciones que representan al taxista tradicional trabajan para mejorar las condiciones laborales y económicas del autónomo, pero a nadie se le escapa que, en sus acciones, siempre se ve la intención de atraer más y más asociados. Las dos saben que carecen de apoyos estables, pero actúan como si el grosor del sector les alentase e incluso son capaces de decir cosas como: “el sector quiere…”, “el sector está de acuerdo en…”, “el sector necesita…”. Se hacen dueños de la voluntad de todos sin ni siquiera pedirla. No, tampoco es esta la intención de este artículo.
La discusión más candente es la intención de poner una medida que intente paliar los destrozos de esta larga crisis. Saben perfectamente que no habrá ni una sola medida que contente a no más de un 30% del total. Lo saben y una de ellas ha optado por la vía del convencimiento buscando una firma que les lleve a la implantación de la medida deseada por esta asociación. Su medida.
Aprovechando el hastío del colectivo de autónomos a causa de la espera de soluciones, quieren que un buen número de taxistas les dé su firma para colocar su medida. No hay que olvidar que es su medida, no la que votó el sector. Y no hay que olvidar que al sector ya se le preguntó de la forma más democrática posible qué medida quería.
En febrero de 2012 se dio la oportunidad al taxista para que dijese qué medida era la más idónea según el criterio de cada uno. Votó un 70% del sector. Todos aceptaron el resultado.
En mayo de ese mismo año se celebran elecciones representativas. Vota un escaso 30%. La asociación que más votos tuvo no apoyó la implantación de la medida que salió en febrero porque no es la suya. La suya es otra, y es la que intenta implantar hoy con la ayuda de unas firmas que intenta obtener.
Lo que no se ganó en las urnas, se intenta conseguir de forma distinta. Esto sí es lo que quiero que sepan de estas líneas.
No se puede decir más claro. Enhorabuena por el escrito.