Después de ver cómo es prácticamente imposible poner alguna medida para hacer que hayan menos taxis libres por la calle, es necesario hacer la reflexión de qué se puede hacer a partir de aquí.
No cabe duda que la solución buena es la retirada de licencias con cargo a la Administración, pero para algunos es imposible (yo no lo creo).
La retirada de licencias es posible desde hace mucho tiempo, y más si sabemos que el que otorga esta licencias es la propia Administración, por lo tanto, es ella la que debe retirarlas. Y no sirve la excusa de que no hay dinero, porque el dinero se presupuesta y se destina. No puede ser que las prioridades sean, casualmente, las que restan servicios al sector destrozado económicamente hablando.
Caben otras soluciones mientras se decide la amortización de licencias sobrantes, como por ejemplo la retirada de subvenciones a la competencia del taxi. No es normal que unos transportes privados de interés público (como es el taxi) reciba dinero público para que su tarifa esté más al alcance del bolsillo de, curiosamente, turistas. No, no es normal.
Otro tema que debe erradicarse mientras, es el del intrusismo. Se está haciendo más que hace algunos años, pero sigue sin ser suficiente. Como tampoco es suficiente lo que se está haciendo para combatir a los comisionistas que gravan los importes para compensar la comisión dada en las recepciones del los hoteles. El daño que causan estos taxista lo pagamos todos los demás.
La publicidad del importe al aeropuerto en algunos coches no es idónea, pero con este gesto se está demostrando que muchos quieren que el pasajero sepa lo que realmente cuesta un servicio. Y pone nerviosos a los comisionistas. En el aeropuerto de Madrid hay un despacho de información del taxi excelente, donde se le entrega al pasajero un papel con el importe del servicio que quiere. Algo sencillo y que sería extraordinario para conseguir más clientes.
¿Por qué no copiamos lo que han hecho en Barajas?