El sector del Taxi en Barcelona es una olla exprés a punto de reventar por la presión. Hay muchos conductores que no se sienten representados (lógico, por otra parte, al llevar más de 10 años sin elecciones internas) y los que se sienten representados, así como sus organizaciones, no se ponen de acuerdo entre sí ni con el resto. Ayer se pudo comprobar que realmente existe la división que mantiene el sector del taxi empantanado desde hace años. En estos momentos de crisis, cuando hay que adoptar medidas urgentes, la Administración les ha dado una semana para que se pongan de acuerdo y se pueda paliar, aunque sea mínimamente, el tremendo bajón de clientes.
Si no se han puesto de acuerdo el miércoles que viene, será el IMeT quien tome las decisiones.
Al tiempo que se reunían las asociaciones y sindicatos con la Administración Pública, en la Zona Franca empezaron a concentrarse taxistas, convocados a través de sus radioemisoras, para hacer presión frente a la sede del Instituto Metropolitano del Taxi (IMeT), donde Eduard Freixedes, presidente del IMeT, recibía a los representantes de las diferentes asociaciones del sector. Asociaciones que, al no haberse realizado elecciones durante un larguísimo periodo en el sector, no representan a nadie, o representan a muy poca gente. El problema es que todos aportaban distintas soluciones al mismo problema, aunque dichas soluciones no parecen ser tan distintas entre sí, y en cambio sí parecen complementarias (un día de fiesta obligatorio más, regulación de tiempo de licencia en la calle por taxímetro, regulación por conductor…). Cada uno presentó su solución como la más adecuada.
Ante este pifostio, Freixedes dejó claro su convencimiento de que es necesario «hacer algo porque es evidente que en la calle sobran taxis». Se prevée incorporar la medida del tercer día de fiesta a partir de marzo. Esta propuesta sacaría 1.000 vehículos al día de las calles, pero Freixedes la considera insuficiente. Entre los planteamientos que ayer había sobre la mesa, el presidente del IMeT parece decantarse por la regulación horaria que sugieren el STAC y la UTAM, por la cual los taxis con un conductor tendrían el taxímetro limitado a 12 horas al día, y los que circulan con dos chóferes, a 18 horas. Los empresarios del taxi y autónomos con asalariado no quieren oír hablar de intervenir el tiempo de trabajo, ya que eso les obligaría a despedir a un montón de gente, y perderían parte de la rentabilidad que, por LEY, les corresponde. Freixedes expuso la opción de celebrar elecciones para elegir delegados, añadiendo que eso influiría en el plazo disponible para actuar. «Tenemos que hacer algo y tiene que ser ya», dijo.
En el transcurso de la reunión, en los exteriores del IMeT se empezaba a caldear el ambiente, a base de los típicos "pues a mi me han dicho que…" Eso crispó los nervios de algunos de los presentes y sobre las 11 de la mañana decidieron cortar la Ronda Litoral. Fueron sólo 20 minutos, en los que se gritaron frases tipo «un taxi, un conductor» y en los que la policía allí presente no hizo nada, aunque todo empeoró cuando se abrió el tráfico. Algunos taxis que iban con pasaje fueron apedreados, literalmente, por esos compañeros tan solidarios que buscan la felicidad del sector, rompiendo cristales y retrovisores de compañeros que solo intentaban hacer su trabajo. Evidentemente, no todos están tan zumbados como los cuatro indignados y les pararon los pies, quedando la cosa ahí, por el momento…
El sector del taxi de Barcelona, necesita consensuar una salida a
la alarmante bajada de la recaudación diaria que padecemos los taxistas. libre y democráticamente y con el apoyo de la mayoría del colectivo. nadie mejor que nosotros que conocemos el dia a
dia de la profesión para buscar soluciones…
Reunión urgente ya!!!
No es la crisis, es una injusticia.
En 1992 compré la licencia con unas condiciones determinadas de explotación avaladas por el precio que pagué.
En aquella época como ahora, sobraban como poco 2000 licencias que asumíamos efectuando sesiones de 12 a 14 horas. Esto nos daba justo para amortizar la licencia, el coche, los impuestos, la gasolina y aun quedaba un poco para comer.
Se nos propuso en su día ir retirando paulatinamente licencias de la calle mediante los que se iban jubilando con una aportación económica de cada taxista, a lo cual accedimos con el fin de que hubiera menos taxis en la calle y poder efectuar jornadas más humanas.
Al cabo de un tiempo en que ya habíamos podido retirar algo más de 200, se paró el proceso al ser aceptadas unas alegaciones efectuadas por las empresas (especuladoras) del sector.
El doble turno (y las empresas) son aceptables, pero en determinados casos. Los que dan trabajo al hijo, taxis adaptados, servicios nocturnos etc.., pero no como una bolsa sin fin de acogida de personas que han perdido el trabajo, para disminuir las listas del desempleo y aportar más cotizaciones a la S.S. Para esto tendría que haber otras soluciones.
No es de recibo que en Barcelona un cliente pueda escoger entre cinco taxis. En Londres y en Paris por ejemplo encontrar un taxi cuesta lo suyo.
Los que nos quieren hacer ver cosas que no son, nos dicen que el pastel se ha reducido por la crisis. FALSO. Si bien es cierto que ha habido una cierta retracción en el consumo del taxi, el verdadero culpable de la falta de caja es la proliferación masiva de dobles turnos, o si se quiere, taxis circulando 24 horas sin parar los 365 días al año.
La solución impuesta son los turnos. Muy hábiles, pues se trata simple y llanamente de SACAR de la calle durante más horas a los autónomos que conducimos solos el taxi y dar mucha más pista al causante del problema que es y ha sido siempre el doble turno a discreción. Los taxistas que conducimos a un turno ya nos autorregulamos por lógica.
Ante esta injusticia no tendremos más remedio que perder unas cuantas jornadas laborales y protestar con contundencia en la calle. Si es necesario colapsar unos días la ciudad se tendrá que hacer.
Un saludo.
Pues ya está conseguido, Rafa.
Los turnos duraron una semana, y… ¿ahora qué?
Te invito a que leas la columna que he puesto en el portal y la comentes.
Un saludo.
Estamos a 19 de julio y esto es una auténtica ruina !!!! No puede ser que el taxi acabe siendo un cementerio de tios viejos que esperan la jubilación, sus hijos que curran para pagarse los cubatas, los asalariados que chupan del bote sin pagar un duro y cuatro familias jóvenes hipotecadas y arruinadas. El Taxi debe ser RENTABLE !!!! en 8 o 9 horas para el autónomo que está en edad de trabajar, y no un nido de parásitos, de chupopteros y de famfarrias.
En octubre esto va a PETAR !!!!
Todo sistema debe, por esencia, estar presidido por un afán de plena sintonía entre la acción de la Administración y la voluntad del Colectivo al que se deben.
Somos un Colectivo moderno y lleno de sanas ambiciones, de más progreso y bienestar, que espera de la Administración la mayor atención y cercanía, en nuestras sensibilidades, así como soluciones justas, eficaces y ágiles a nuestros problemas.
A la Administración corresponde la gran responsabilidad de ser fiel reflejo del conjunto de taxistas al que sirven y no al revés. Debe saber interpretar su mandato y traducirlo en respuestas capaces de conciliar diversos enfoques, y puntos de vista de nuestro Colectivo, para así atender mejor el interés general, conforme a las Leyes, principios y reglas. En este sentido debe garantizar como preceptúa la Ley del Taxi, un beneficio empresarial razonable.
La mayor grandeza de la Administración, es la de buscar, armonizar e integrar opiniones de muy distinto signo y procedencia, al servicio del mejor futuro para el conjunto de los profesionales taxistas.
Frente a las dificultades e incertidumbres que presenta la actual coyuntura, todos, Administración y Colectivo, debemos reaccionar con grandeza y diálogo, para retomar cuanto antes la dinámica de crecimiento y bienestar.
Un taxi moderno, unido, plural y diverso, exige conciliar intereses y armonizarlos, para que nuestro Colectivo sea un proyecto que a todos nos sirva.
Escuchar es obligación. Escuchar a quien agrada y consiente, pero sobre todo a quien discrepa, no sólo por respeto y cortesía, sino porque el discrepante puede estar en lo cierto. En ese caso, su criterio no sólo debe ayudar a la reflexión, sino influir en la decisión.
Todos sabemos que tanto valor tiene hablar como escuchar. Decía André Gide: ¿Cree a aquellos que buscan la verdad? ¿Duda de los que la han encontrado?
Efectivamente, no podemos quedarnos anclados en recetas, consignas o esquemas apriorísticos.
Tampoco podemos permitir que queden anclados aquellos que, justa o injustamente, se denominan “representantes del Sector”, su caducidad es patente, con nulas aportaciones y cansinas proclamas sin sentido, carentes de valor y contenido.
Unos aparecen ungidos en una aureola de promesas inalcanzables y desaparecen.
Otros, yacentes en su pasado y antigüedad afanan deseos de digitalizar a todo el Sector, como si fuésemos reses marcadas por el desprecio, de quienes pretenden sin conocimiento abocarnos a otro fiasco. Es el resultado de la decadencia que conlleva el tiempo de permanencia, nutridos en sus egos, egolatrías y egocentrismos, contemplando al taxista desde el ojo de la cerradura de sus cajas fuertes-
Reivindicar a los “representantes” exige renunciar a presentarse como una lucha exclusiva por llegar al poder y mantenerse en él. Planteado así, es lógico que el Colectivo ponga distancia respecto a ellos.
El prestigio de los “representantes” ha de venir de la mano de un lenguaje que pueda ser entendido por todos.
No deben hacer válida aquella afirmación de que “no pudiendo ser profundo, seamos confusos”.
No podemos admitir a predicadores de utopías imposibles. No deseamos teóricos-teorizantes. Necesitamos fiarnos de los ingenieros de la eficacia, antes que de los profetas del dogma.